18 años atrás Adán se espejó en un escrito que rezaba así:
"Queridos amigos, la franela no es como la gamuza. Puede que alguna de éstas noches no nos encontremos aquí ya. Puede ser cualquiera de nosotros el que se va al pasado. Allí, un chimpancé viejito atiza el fogón, se llama Adán y es tu gran papito. Ese mono que ríe, despacito, en la oscuridad.
Allí, y para siempre, aprendimos que ciertos fuegos no se encienden frotando dos palitos."
Mi querida Eva, el tiempo sólo es lo que tarda en caer tu ficha. Nuestro Dios una vez más ha puesto en el tablero, la sorpresa y la ironía. Sus dados no están cargados, pero están teñidos de ilusión.
Aún así, tu dios no puede forzarte y sólo vos sabrás cuando estás lista.
Este fuego se encendió, mi querida Eva, ya no hay más tiempo para dejarlo morir.